Regulación Emocional, No Es Dejar De Ser Tú, Es Auto-Conocerte Y Expresar Lo Que Eres al100%

¿Por qué son importantes las emociones?, no es una pregunta muy frecuente, precisamente, porque en varias oportunidades no las tenemos presentes, es decir, no las identificamos: podemos “tener rabia”, manifestarla y “no saber que la tenemos” o ¿por qué la tenemos? muchas veces pasamos por alto las emociones, sensaciones o las confundimos entre si y es así, que pasamos por alto un radar o una brújula fundamental para guiar nuestras decisiones y comportamientos. Entendiendo que ahí, hay un “algo” muy importante que nos ayudaría a procesar determinadas situaciones y a relacionarnos de una manera distinta con el mundo, abriéndonos a la posibilidad de ahondar en esta practica, que finalmente terminaría en ahondar con una mayor profundidad en el conocimiento de nosotros mismos.

En este camino del autoconocimiento, para comenzar, vamos a revisar ¿Qué es una emoción? de acuerdo con Daniel Goleman reconocido psicólogo, antropólogo, periodista y escritor estadounidense “Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución” de acuerdo con esta definición y muchas otras, podemos inferir que las emociones están en nosotros, porque tienen una finalidad y un propósito en nuestro ser y parte de ello tiene que ver con las reacciones rápidas ante la solución de problemas, con la capacidad para disfrutar la vida y la posibilidad de entender lo que sucede a nuestro alrededor, interpretando igualmente las emociones de quienes nos rodean, algunas veces de manera intencionada y algunas veces como algo automático.

En este momento te invito a que realices un primer ejercicio, y es: pregúntate lo siguiente: Crees que, si tuvieras la habilidad de gestionar y monitorear tus emociones, la forma en la que vives tu vida ¿seria diferente?, recordemos un reconocido filosofo “René Descartes” que nos puso sobre la mesa el enunciado “Pienso luego existo” en Latín “cogito ergo sum” que funciono como base primaria para interpretar la realidad de alguna manera, en este caso fortaleció la comprensión del mundo por medio de la razón, en donde bajo esta premisa se le dio prioridad a los pensamientos y a las habilidades relacionadas a la cognición, como por ejemplo: las matemáticas, la ciencia etc… Más allá de dilucidar si René Descartes tuvo razón o no, consideremos que en lo que creemos marca definidamente la forma en la que vivimos. Ahora mismo te invito a que realices el siguiente ejercicio y recurras a algunas de tus memorias, estas pueden ser sobre sucesos antiguos o recientes. Estando allí inmerso o inmersa en estos recuerdos, trata de reconocer ¿Cuál fue tu primera reacción? frente a un suceso especifico ¿Qué vino primero?, ¿Llegaron primero los pensamientos? o ¿llegaron primero las emociones?, o crees que ¿llegaron al tiempo? Ahora mismo esta respuesta puede ser confusa o contradictoria y lo que podemos concluir es que somos seres fluctuantes, particulares y que no siempre vamos a tener la misma reacción, o tal vez si. Sin embargo, esta conclusión no nos desliga de la posibilidad de saber que estamos compuestos tanto de cognición como de emociones.

Este concepto puede llevarnos inmediatamente a cuestionarnos, que tanto conocemos nuestras reacciones, y que tanto identificamos nuestras emociones. A través de la literatura se han resaltado algunas como básicas y propias para la supervivencia de la humanidad “Miedo, tristeza, rabia y alegría” sin embargo, estas pueden conjugarse entre si y formar emociones complejas tales como la preocupación, la satisfacción, los celos, la vergüenza y el entusiasmo entre otras. Como lo menciona el Filosofo Maturana (2002) «las emociones son disposiciones corporales dinámicas que especifican el dominio de acciones de las personas y de los animales” lo que nos lleva a emitir una segunda conclusión y es: que no existe una acción humana que no este acompañada de una emoción que la fundamente o que la determine. Por ejemplo, si en ese momento tenemos la emoción de la alegría, nuestro comportamiento va a ser coherente con esta emoción, por el contrario, si tenemos la emoción del miedo, nuestro comportamiento va a ser distinto y se va a encontrar en coherencia con el miedo. ¿Cómo podemos saber que una persona esta vivenciando alguna emoción?, ello lo podemos identificar observando sus acciones con atención. Sabemos que la persona tiene miedo, porque en sus acciones vamos a poder “ver a una persona viviendo el miedo”, probablemente en sus acciones se va a reflejar temblor en su voz, agitación, sudoración, aumento en el ritmo de su pulso, entre otras acciones o comportamientos. Y si podemos identificar las emociones en otros mirando sus acciones y comportamientos, también podríamos entender que una buena forma de entender nuestras propias emociones es siendo conscientes de nuestras propias acciones y comportamientos. Teniendo aquí la primera pista de como regular nuestras emociones, para comenzar, es una buena idea identificarlas de esta manera.

El conocer nuestras emociones va a facilitar la expresión y la comprensión de las mismas ¿La rabia que siento, que puede estar diciendo de mí? Será que me esta indicando que “hay algo que no me gusta, que no están respetando mis limites y mis no negociables” y que “es importante que lo manifieste”, “será que es importante que vean mi gesto malhumorado, para que comprendan que tengo un limite que deseo respetar”. ¿Qué estará diciendo la alegría que siento, de mi? “Me estará indicando que por ahí es el camino, o me estará diciendo que debo tener cuidado y no tomar decisiones apresuradas por la alegría que estoy sintiendo”. Es así que, al identificar nuestras emociones por medio de nuestras acciones, podemos conectar nuestro sentir a nuestra brújula de toma de decisiones y no desperdiciar esta información “sobre mi” tan valiosa.

Como segunda pista, teniendo en cuenta que ahora vigilamos de manera consciente nuestras emociones y las identificamos. Esto nos facilitara el alterar la emoción frente a una situación en especifica; por ejemplo, si conozco que soy una persona “explosiva” o que suele reaccionar de determinada manera, ahora con este conocimiento, voy a poder estar al tanto de ello y ser precavido o precavida antes de emitir la primera reacción; dándome la oportunidad de reaccionar con emociones distintas y ser probablemente mas “empático o empática” frente a la situación.

Y como ultima pista para que continúes este viaje de autoconocimiento, te invito a que te preguntes como comunicar de manera positiva tus emociones, recuerda que todas ellas son necesarias, incluso las emociones que no te gustan tanto y que es necesario aprender a no huir de ellas. Todo lo contrario, pregúntate cual podría ser “mi mejor forma para expresarlas” porque como se mencionaba anteriormente, las emociones tienen una funcionalidad y la no expresión de las mismas elimina esta misma. Una emoción conocida como negativa “por ejemplo: la tristeza”, no es positiva, ni negativa en realidad. Pero puede volverse muy positiva si es un medio para comunicar como te sientes; permitiéndote conectar con otros, ejercer una escucha activa o compartir lo que te esta sucediendo, reconociendo esta emoción en ti y en otros.  

Espero esta información haya sido valiosa y practica para ti, inicia tu viaje de autoconocimiento con estas tres pistas que te guiaran a ahondar en ti mismo o en ti misma.

“Cultivando en nosotros podemos entregar la sabiduría de nuestro propósito”

Heidy Farias 

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